Razonando fuera del recipiente Reflexiones

11 de Septiembre: La memoria no es suficiente

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12 septiembre, 2019

Es este día del año otra vez, el día en que recordamos que el 11 de septiembre de 1973 tuvimos un golpe de Estado en Chile. Como todos los años, me paso el día viendo con algo de frustración, y a veces algo de rabia, lo que sale en los medios y lo que comparten las personas en redes sociales. Me molesta que la opinión pública no sea capaz de ver algo tan simple y en su lugar se dedique a exhibir los mismos comportamientos que nos llevaron a esa situación en primer lugar.

Lógica de grupos

La falla primordial es la lógica de grupos, la gente se auto segmenta según su inclinación, repitiendo las consignas de lado y lado.

Según la derecha es un hecho triste, pero hay un contexto y bla bla bla. Intentan borrar con el codo lo que pasó, minimizando cualquier alusión a las violaciones a los derechos humanos (expresión que casi suena a eufemismo), llamando a dar vuelta la página y mirar al futuro. En muchos casos secretamente felices de que haya sucedido el golpe (y otros no tan secretamente).

Su comportamiento indica que sí se sienten responsables e intentan relativizar hechos y a veces justificarlos para minimizar su vergüenza. Un enfoque frontal, sin eufemismos, sin tratar de desviar el tema, condenatorio y a la vez constructivo para el futuro separaría a la derecha de hoy de los que apoyaron y participaron de los terrores en dictadura.

La izquierda por su parte llena todos los medios con testimonios, imágenes y detalles de todas las atrocidades que sufrieron. Marchando y gritando nunca más, lo cual no es algo reprochable en sí mismo (de hecho es entendible hasta cierto punto), pero su análisis se queda en que lo que sufrieron es injustificable y cualquiera que quiera expandir dicho análisis es básicamente un hereje.

Su comportamiento indica que su objetivo es utilizar al máximo su lugar de víctimas para fortalecer la idea de quiénes son los malos acá. Utilizan el sufrimiento de su propia gente para apuntar con el dedo y alimentar un resentimiento que fácilmente puede transformarse en odio. Un enfoque de mesura, de evitar escaladas de violencia aunque sea verbal debería ser la primera reacción de un bloque que sufrió las consecuencias de la violencia de primera mano.

En resumen, ambas facciones tratan de protegerse a sí mismos y de ser posible atacar al oponente. Todo se reduce a la misma lógica de grupos en oposición que generó las condiciones para que el famoso golpe pasara.

¿Qué fue lo que pasó en Chile entonces?

Es bien simple, en época de guerra fría, con las experiencias de Rusia, China y otros lugares donde revoluciones mataron a decenas de millones de personas, se generó una paranoia en contra del comunismo y todo lo asociado a éste.

En Chile, el gobierno de Allende fue visto por buena parte de la población como un paso en esa dirección (simpatizante y no simpatizante). Múltiples factores en conjunto generaron miedo, especialmente en la derecha chilena.

Tanto fue el miedo, tanto el pavor al «yugo marxista» que se organizó un golpe de estado y por intentar detener la masacre, terminaron provocándola ellos, clasificando a su propia gente como «enemigos» y convirtiéndose en los monstruos que decían combatir.

¿Cuál es la moraleja?

La paranoia y el miedo fácilmente puede hacer que la gente entre en pánico y sin darse cuenta termine provocando el terror que quería prevenir.

Esto es cierto sin importar el color político o las creencias. Los genocidas no discriminan por ideología política, sólo es gente común que se ve tan amenazada que está dispuesta a todo para «deshacerse del problema».

Y sí, dije gente común porque después del hecho es re fácil juzgar, pero con antecedentes como el experimento de la cárcel de Stanford queda claro que hay muchas personas capaces de hacer cosas realmente terribles si se dan las condiciones apropiadas.

De lo cual se desprende la inutilidad de referirse al problema en términos de facciones políticas. No tiene nada que ver con eso, cada agrupación suficientemente grande tendrá individuos capaces de hacer las cosas más terribles dada la oportunidad.

¿Cómo llevamos esto a Chile?

La verdad es que el paso inicial ya está dado, reconocer lo que pasó y no olvidarlo. Es pertinente tener memoriales y lugares para conmemorar a las víctimas. Pero esto no es suficiente.

Tenemos que superar el tabú de que las víctimas por ser víctimas no pueden cometer errores. Entender que el terror al marxismo, fascismo, a los inmigrantes o a lo que sea, nos puede llevar a crear nosotros mismos el terror. Y cuando digo nosotros me refiero a todos, incluyendo el grupo al que defiendes, sea cual sea.

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